viernes, 18 de julio de 2014

El regreso de los chipichangas

El transferismo o, lo que es lo mismo, la captación ilegal de clientes para venderles billetes de los ferris, resurge en la acera de la Marina aunque se dio por erradicado el año pasado


Lunes, medio día. Un coche con matrícula extranjera circula por la avenida Virgen del Carmen cuando, de repente, un hombre salta de la isleta e intenta frenarlo con aspavientos. El conductor da un volantazo para evitarlo y logra retomar su camino. Domingo, ocho de la tarde. Dos agentes de la Policía Nacional corren por la Acera de la Marina en dirección al acceso central del puerto. Intentan evitar -y lo consiguen- una pelea entre dos grupos de hombres que llegan a amenazarse con grandes piedras. Aparentemente estos dos sucesos no tienen nada que ver el uno con el otro, pero si usted es de Algeciras sabrá que sí. Los dos obedecen a una lacra que afecta al puerto algecireño desde hace décadas y, por extensión, a la zona baja de la ciudad y que, por muchos intentos realizados por las administraciones, se reproduce cada año cuando llega la Operación Paso del Estrecho (OPE). En el argot algecireño se les conoce como chipichangas-parece ser que la palabra viene del inglés chip chandler, provisionista de barcos- aunque lo más correcto sería denominarlos transferistas. 


El transferismo es una actividad ilegal que consiste en la captación en el interior del recinto portuario o fuera del mismo de clientes para la posterior venta de billetes de los ferris que van a Ceuta o Tánger, llegando en ocasiones a la intimidación. Se dan casos de fraude y estafa, por la venta de billetes falsos o precios desorbitados por la reventa. En cualquier caso es una actividad que perjudica al puerto, a las compañías navieras, a los clientes, a las agencias de viajes y a la imagen de la ciudad. Además el ímpetu de los chipichangas por captar clientes provoca episodios de violencia -hace unos días fue golpeado uno de ellos en el Llano Amarillo cuando desvió por donde no debía a unos coches de marroquíes- e incluso supone un riesgo para la circulación vial. 

La Policía Nacional y la Local, en las inmediaciones del puerto, y la Guardia Civil y la Portuaria, dentro del mismo, luchan desde hace décadas por erradicar este problema. Desde que comenzó hace un mes la OPE, un furgón de la Policía Nacional permanece vigilante en la isleta donde estuvo la estatua de Paco de Lucía, en el acceso central, porque la presencia constante de agentes parece la acción más efectiva contra el transferismo. Durante 2012, la Policía Portuaria interpuso más de 1.000 denuncias contra chipichangas

El año pasado, tras la puesta en marcha de una campaña conjunta de las fuerzas de orden público, la Autoridad Portuaria y el Ayuntamiento anunciaron que la actividad se había visto reducida hasta casi su inexistencia. En marzo de este mismo año, la Policía Portuaria consideraba la lucha contra el transferismo la que mayor esfuerzo policial supone y ya detectaba que estaba reapareciendo. Ahora no hace falta ningún informe, basta con darse un paseo por la acera de la Marina para percatarse de que ha vuelto. La lucha consiste en que no sea para quedarse.
QUINO LÓPEZ ALGECIRAS | 17.07.2014

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